viernes, 24 de julio de 2015

Medios acuarianos

Aparecer en la televisión solamente es fácil para astrólogos, cabalistas, tarocistas, cartománticas, brujas, bioenergéticos y los demás de la cáfila...
Cuando estudiaba en Inglaterra disfrutaba de la abundante y excelente variedad de programas religiosos en la televisión. En ese país, con tantas religiones, católicos y anglicanos, presbiterianos y metodistas, sin olvidar a los judíos, rivalizaban por captar la atención del público, porque las grandes preguntas sobre el destino del hombre y su dimensión ética no son posibles al margen de la religión.
Entre nosotros, en cambio, la religión ha sido expulsada de la pantalla chica y sustituida por la propaganda militante de la superstición y de la superchería. Aparecer en la televisión solamente es fácil para astrólogos, cabalistas, tarocistas, cartománticos, bioenergéticos, brujas y demás de la cáfila de embaucadores, charlatanes e imbéciles que está desquiciando al pueblo.
Cuando nombran a un Ministro, por ejemplo, sale la bruja de turno a leernos su "carta astral", de la cuál debe depender el acierto del funcionario, si sabe escoger bien la conjunción de astros que debe presidir la decisión sobre las tasas de interés, la magnitud de las penas o la calidad de los insumos.
Cada loco con su cháchara, pero todos coinciden en la prédica de la "reencarnación", que parece ser la única creencia válida ahora en Colombia.
En uno de los principales canales acabo de ver a un individuo desdentado farfullar, en tiempo triple AAA, que los niños que mueren antes de los siete años sin bautizo, están llamados a una reencarnación de inferior calidad a la que espera a los que mueren, después de esa edad cabalística, con el sacramento...
Y todos tan tranquilos, en un país que se dice católico y cuando nuestra religión rechaza la idea de reencarnación, contraria a la unicidad de nuestras vidas y a la responsabilidad moral propia del cristianismo, porque la reencarnación elimina todo esfuerzo, puesto que la vida presente es un breve avatar y a lo único que podemos aspirar es a reencarnar algo mejorcito. La muerte no tiene importancia, de tal manera que lo mejor es romperse el hule, de una, como sicario (para ayudar a la cucha) y reencarnar en capo (para comprar BMW y para ayudar a la nueva cucha) y así por los siglos de los siglos...
No he visto en ningún canal programas donde teólogos, filósofos y sacerdotes, por ejemplo, debatan los grandes temas espirituales, mientras periódicos, revistas y emisoras de radio y televisión, nos ofrecen las opiniones delirantes del peor lumpen intelectual, o exponen la salud del pueblo con las recomendaciones cretinas de los llamados bioenergéticos, que son la peor clase de avivatos y los más indeseables brujos.
¡Oh tiempos de la era de Acuario, donde la irresponsabilidad de los propietarios de medios permite la difusión de toda clase de opiniones perjudiciales para la salud mental y el progreso espiritual de un pueblo!

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