El diagnóstico certero de las deformidades, será la clave para aquellos pacientes
susceptibles a una mentoplastía de aumento. Por lo cual, se deben distinguir entre tres
afecciones y estas se relacionan directamente con deformidades en sentido
anteroposterior y vertical del mentón, debido a que posee un tratamiento distinto.
La primera de ellas se distingue por poseer una mandíbula hipoplásica y en retrusión,
la cual ocasiona maloclusión y micrognatia, este tipo de anomalías son producidas por
infecciones, traumatismos, fracturas sin algún tipo de tratamiento e incluso congénito,
existen casos donde esta deformidad puede tener origen congénito o infeccioso, o
deberse a causa de cretinismo, raquitismo o secuelas de irradiación.
La microgenia es la más común de todas y el desarrollo insuficiente está limitado a la
sínfisis mentoniana, originando una mandíbula en retrusión sin llegar a una
maloclusión. La falta de desarrollo puede ser en sentido vertical, anteroposterior o
mixto, la retrognatia se distingue por retrusión de la mandíbula de tamaño
relativamente normal, junto a una maloclusión dental.
El tratamiento para la microgenia es la mentoplastia de aumento con implantes
aloplásticos, siendo útil para los casos de micrognatia y retrognatia leves, con oclusión
normal o disfunción leve. Para el caso de aquellos pacientes que poseen asimetrías
mandibulares importantes serán tratados con correcciones ortodónticas u ortognáticas.
Las personas de edad avanzada con mentón senil, son el otro grupo importante de
pacientes susceptibles a la mentoplastia de aumento. El proceso de envejecimiento
ocasiona pérdida en la proyección anterior y vertical de la mandíbula, dislocación del
músculo mentoniano y pérdida en la elasticidad de la piel y tejidos subcutáneos,
generando un aspecto similar al “mentón de bruja”.
Si quieres obtener más información realiza una consulta en la Clínica Quintanilla del
Dr. Edmundo Quintanilla.
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