Que acudamos a un desguace a reparar el coche tiene bastante de cotidiano,
de eso no cabe la menor duda. Por eso hoy vamos a comentarte algunas
cuestiones que tienen que ver con este particular, visto que mucha gente sigue
teniendo serias dudas sobre la operatividad y funcionalidad de este tipo de
sitios.
Lo primero que tendríamos que tener en cuenta es que los desguaces tienen,
como objetivo primordial, la misión de ofrecer al cliente abrumado por un
accidente una vía de escape. En efecto, todo el que quiera vender coches al desguace tiene necesariamente que recurrir a estas empresas para hacer las
cosas bien. Lo que implica, qué duda cabe, que tenemos que ponernos en
contacto con estos sitios, ofrecer nuestro coche siniestrado y ver en cuánto nos
lo tasan. Cuando lo hagamos nos daremos cuenta de si nuestra berlina todavía
nos puede brindar un último servicio, algo que sería enormemente adecuado si
pretendemos conseguir algunos euros con los que dar la entrada de un nuevo
coche.
Pero sin embargo lo más conocido del desguace, lo que le da la fama, es la
posibilidad de que podamos comprar en él piezas usadas y poder ahorrar así
de una manera pertinente. Seamos claros, en plena crisis no vas a tirar de
recambio original, esto es casi lógico. Por otra parte, y aunque muchos
usuarios están comprando coches nuevos, no todo el mundo se puede permitir
el lujo de pagar un dineral por un utilitario recién salido del concesionario, ni
siquiera con el apoyo del plan PIVE o con las financiaciones actuales. Así que
la tercera vía, la más práctica, la que nos ofrece más viabilidad, es la que nos
lleva por la senda del desguace, donde tendremos a mano piezas de gran
excelencia a precios más que indicados.
El problema es que muchos usuarios siguen teniendo ciertos reparos a
comprar cosas de segunda mano. Seguramente esta forma de pensar nos
venga impuesta de los tiempos de antes de la crisis, donde todo lo que
adquiríamos era nuevo y donde había gente que cambiaba de coche cada dos
por tres. Y sin embargo ahora mismo esto no es viable, así que tirar de
repuestos de desguace no solamente es pertinente, sino que resulta lo más
lógico cuando hay problemas mecánicos y no sabemos cómo resolverlos.
Por eso tendríamos que tener en cuenta que hoy en día la solución de lo
reparado, de lo bien reparado, es la más convincente, o al menos así lo
pensamos nosotros. Confiar en el desguace es hacerle un bien a nuestro coche
y a nuestros ahorros, así que estaría bien que tuviéramos esto en cuenta para
acertar de pleno y no tener problemas a la hora de recuperar nuestro
automóvil. Valdrá la pena hacer las cosas bien, sobre todo si la premisa que
nos hemos autoimpuesto es la del ahorro sí o sí.
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